AQUÍ TIENES A TU HIJO
A tu corazón me acojo
y a tus amores me rindo.
Eres tan dulce y tan buena
y me das tanto cariño
que no sé cómo decirte
que te alabo y te bendigo
y te quiero con pasión
y te busco con delirio
y a Ti me entrego, María,
con renovada ilusión.
Soy todo tuyo – lo sabes –.
Basta que diga, y te digo:
Madre amorosa del pobre,
aquí
tienes a tu hijo.