¿De dónde Tú viniste, nazarena,
Virgen llena de
gracia,
por mares amorosos,
por islas encantadas,
al cielo de esta
tierra prometida,
a esta santa montaña
que respira ternura
y paz transfigurada?
¡Oh Señora dulcísima,
María,
divina mensajera de
esperanza!,
la gloria del Señor
ciñe tu frente
y el fuego de su amor
enciende tu mirada.
AMEN
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