Piadosa Madre de la
Caridad
Protectora de todos los que sufren
y de quienes se purifican para participar
en el gozo celestial,
escucha nuestras oraciones.
Te encomendamos a nuestros hermanos ya fallecidos
y a todas las benditas almas del purgatorio.
Intercede ante tu Hijo Jesucristo
nuestro Salvador,
para que sea con ellos juez misericordioso
y les perdone las culpas
que en su fragiliadad cometieron.
Vela por quienes seguimos en este mundo
y concédenos la gracia de amarte
y honrarte para siempre
para que tú nos guíes a tu Hijo
y con Él participemos de la gloria eterna.
Concédele Señor el descanso eterno
a todas las benditas almas.
Brille para ellas la luz perpetua
Por la misericordia de Dios
descansen en paz
todos nuestros hermanos difuntos.
Amén.
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