Gozos de nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Nadie podría discutir hoy la impronta que la devoción a
Nuestra Señora de la Caridad del Cobre ha dejado en la cultura cubana,
especialmente en la poesía. Cantada por muchísimos repentistas y trovadores,
alimentó también creaciones de autores reconocidos, como Juan Cristóbal Nápoles
Fajardo, Luisa Pérez de Zambrana y Emilio Ballagas. Aunque son los siglos xix y
xx los más ricos en bibliografía, existen documentos de interés en la centuria
anterior. Ese es el caso de los “gozos o coplas” que en alabanza de la Madre de
Dios se entonaban en el santuario del Cobre y que se conservaron, de generación
en generación, con lógicas transformaciones.
Los “gozos de María” son una devoción de origen medieval que
la Orden de San Francisco se encargó de fomentar. Se componen de un número de
coplas o meditaciones –cinco, siete, nueve y hasta quince–dedicadas a momentos
relevantes de su existencia: Anunciación, Natividad… aunque en ciertas
advocaciones se sustituyen por la historia de esa devoción y milagros
atribuidos a ella. Se hicieron muy populares en diversas naciones europeas y
fueron cultivados como género por poetas relevantes, como el monje castellano
del siglo xiii Gonzalo de Berceo, autor de unos Loores de Nuestra Señora.
También fueron representados en cuadros o retablos para la veneración de los
devotos en templos y capillas particulares.
No puede afirmarse que los gozos del Cobre sean demasiado
originales como composición literaria. Probablemente los elaboró un capellán
del santuario, guiándose por ejemplos más antiguos dedicados a otra advocación,
como los que tradicionalmente se rezaban a la Virgen del Pilar en Zaragoza.
Pero en ellos, tanto por su condición de oración antifonal –es decir, donde
alternan, estrofa y estribillo, que podrían corresponder en la liturgia al
diálogo entre cantor y coro-, como por la sencillez con que relatan el hallazgo
de la imagen y sus milagros, está la impronta de lo auténticamente popular.
Ofrecemos a los lectores una versión de los “Gozos”
publicada en 1865.
Gozos de Nuestra Señora
Pues te hizo la Trinidad
Tan perfecta y sin igual
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Sobre las aguas vinisteis
a dar al hombre consuelo,
como una señal del cielo
a tres os aparecisteis,
con esto claro nos disteis
pruebas de tu gran piedad
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Así como no violó
la culpa a vuestro candor,
el mar con su gran furor
vuestra imagen respetó,
todo este honor mereció
vuestra inmensa santidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Los enfermos que han llegado
pidiendo a vos la salud
todos por vuestra virtud
enteramente han sanado,
esto lo ha experimentado
el que os llama en realidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Cojos, tullidos, baldados,
frenéticos y leprosos,
si os suplican fervorosos
quedan por vos remediados,
todos salen consolados
de cualquier calamidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Los ciegos que en tu presencia
la vista han recuperado,
claro testimonio han dado
con su mucha concurrencia,
ellos, por tu gran clemencia
pregonan su sanidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
La que en el parto ha llegado
a estado muy peligroso,
vuestro nombre poderoso
felizmente le ha sacado,
ni la estéril se ha quedado
por vos sin fecundidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
La llaga que causa espanto
y las fiebres peligrosas
se retiran vergonzosas
al oír tu nombre santo,
así se repite tanto
en cualquier penalidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
En las borrascas del mar
el hombre más afligido,
ya en el agua sumergido
vos le llegáis a sacar,
nadie se ha visto ahogar
si os llama con humildad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
En hambres y tempestades,
epidemias, terremotos,
si a vos se acogen devotos
ceden las calamidades,
por vos en las sequedades
viene la fertilidad:
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
Pues te hizo la Trinidad
Tan perfecta y sin igual
Líbranos de todo mal
Virgen de la CARIDAD.
V. Oh Virgen sagrada, dígnate que yo te alabe.
R. Concededme virtud contra tus enemigos.
Oración
¡Oh Dios!, que eres por esencia caridad y que la derramas por tu mismo espíritu en los penitentes, concede a los que ruegan humildes que por la invocación de María, tu madre y nuestra con el título de Caridad que a su alma es comunicada, podamos por su maternal intercesión llegar a aquella que vino del cielo, por N.S. Jesucristo, hijo tuyo que contigo vive y reina en unidad del mismo Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
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