domingo, 16 de marzo de 2014

TIEMPO DE CUARESMA






PLEGARIA A LA VIRGEN
EN CUARESMA


 

Dame tu mano, María, la de las tocas moradas;

 clávame tus siete espadas en esta carne baldía.

Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla.

Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.

¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel, desde el marco del dintel, te saludó: "Ave, María"? Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí.

Déjame hacer junto a ti este augusto itinerario.

Para ir al monte Calvario cítame en Getsemaní.

A ti doncella graciosa, hoy maestra de dolores, playa de los pecadores, nido en que el alma reposa, a ti te ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía.

A ti, Madre, a quién quería cumplir mi humilde promesa.

A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María.
 Amén.





 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

MARZO-2014









 
 
 
 
 

 
 
 
No todas las noches se tiene sueño, hay días que son así, interminables...
 Hay quien cuenta ovejas, hay quien lee, pero no creo que haya mejor manera que arrullarse con la canción de cuna más eficáz que podrás encontrar...
 Rezarle a María, el Rosario será, un canto que calme, al corazón inquieto que más, en su regazo encontramos cobijo y su mirada nos regala la paz.
 María como buena Madre nuestro sueño velará, convirtiendo cada respiro y latido en oración agradable a su Hijo hará.
 Madre mía, vela mi sueño y cuando cierre los ojos conciliándolo habiendo, un beso te pido que dormir tranquilo me hará.
No habrá mayor consuelo para una madre, que encontrar a su hijo con el rosario en la mano, pues con la mejor compañía estará.
 
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén.